Seguimos con los Kleshas o venenos de la mente que no hacen sufrir.
El primero era Avidya o «ingnoracia». Esta semana trabajamos el segundo:
Asmita o el ego
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Patañjali escribió en el Yoga Sutra (2:6): “La egoidad (asmita) es la aparente identificación de los poderes de la visión [los instrumentos del conocimiento (los órganos de los sentidos y la mente)] con el Vidente [el Ser Supremo, la Conciencia Testigo».
Yiana Delgado, en la web Mentee comenta: «Existe una creencia popular muy extendida que considera el ego como un rasgo negativo que conviene controlar. Sin embargo, el ego en sí mismo no es negativo. El ego nos ayuda a hacer consciente nuestro superyó, es decir, nuestra identidad. Gracias al ego somos capaces de reconocer nuestros instintos y deseos más recónditos y descubrir nuestra verdadera personalidad. Además, nos ayuda a acoplar nuestro “yo” a los valores sociales, facilitando nuestra adaptación al mundo en el que vivimos. El problema viene cuando el ego toma el control de nuestra conciencia y enaltece nuestra identidad al punto de resultar desadaptativo en el entorno en el que vivimos».
En este sentido Asmita trata de no identificamos con el ego, lo contrario a la consciencia. Evitar vivir des del apego y la identificación con nuestras emociones bajo la etiqueta de “yo soy X”.
La realidad es que simplemente somos y, a veces, experimentamos «X».
Al identificarnos con los instrumentos del conocimiento (esto es, la mente y los órganos de los sentidos) tenemos la ilusión de que somos una entidad que habita en un cuerpo con una historia personal, dramas, apegos, etc. Esto genera una sensación de separación, división y dualidad: yo y los demás, y abre la puerta al sufrimiento.
El ego es como una máscara personalizada: tiene la capacidad de adaptarse a cada unx de nosotrxs atendiendo al control que tenemos sobre nuestra psiquis. Cuanto menor sea nuestro control sobre la conciencia, más crecerá nuestro ego pudiendo llegar a alcanzar límites insospechados que se reflejan en la práctica a través de nuestro comportamiento y actitudes. Según Iván Durán Garlick el ego desmesurado puede clasificarse en 10 tipos diferentes: sabelotodo, interruptor, envidioso, sordo, silencioso, insaciable, orgulloso, manipulador, prestigioso, jinete.
Qué podemos hacer
No se trata de eliminar al ego ni desprendernos de él, ya que el ego forma parte de lo que somos y es inevitable. Para ser personas más responsables sobre nuestras vidas y conscientes sobre nuestro desarrollo personal, podemos hacernos conscientes de cuando aparece la influencia del ego.
Se trata de entender cuando nos gobiernan las emociones y cuando actuamos desde la calma. Poder decidir qué actitud ponerle a cada situación. Desprendiéndonos así del rol victimista que nos engancha al sufrimiento.
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